Para generar aire comprimido partimos de la conversión de energía eléctrica en energía mecánica. Esta energía mecánica es empleada por el compresor para «presionar» el aire. En este proceso no toda la energía mecánica pasa al aire comprimido, sino que una gran cantidad (del orden del 80 al 90%) se convierte en energía térmica. Esta energía térmica provoca que el compresor necesite un sistema de refrigeración, como mínimo para mantener su propia temperatura dentro de unos límites. Además, el aire comprimido obtenido también habrá de ser refrigerado. En total, alrededor del 95% de la energía inicial se transforma en calor.
Es posible instalar un recuperador de calor que recupere hasta el 80% de este calor. Y no sólo en máquinas nuevas. También es posible instalar fácilmente este sistema sobre el terreno en cualquier compresor.
Se obtiene así agua caliente, que se puede utilizar para:
– procesos industriales,
– lavado,
– agua caliente sanitaria (ACS),
– calefacción,
– secado…
O aire caliente para soplado, etc.
Si quiere conocer mejor cómo se puede adaptar este sistema a su sistema de producción, puede contactar con Suministros Airpres.